Ezequiel Montenegro, el "outsider" sin pasado ni rumbo claro que encabeza la boleta libertaria en Pergamino

#Pergamino | Con un discurso repetido y sin experiencia comprobable, Ezequiel Montenegro encabeza la lista de concejales de La Libertad Avanza en Pergamino. Detrás de sus frases hechas, se esconde una falta total de trayectoria política, laboral o educativa. ¿Quién es realmente?

La figura de Ezequiel Montenegro, primer candidato a concejal por La Libertad Avanza en Pergamino, comienza a tomar protagonismo en el escenario electoral. Pero no por su trayectoria o propuestas concretas, sino por el velo de misterio —y falta de sustento— que rodea su aparición.

Con 36 años y una supuesta experiencia en el rubro inmobiliario, Montenegro asegura representar al “ciudadano común” que viene de afuera de la política. Sin embargo, no hay registros públicos, ni antecedentes laborales claros, ni participación comunitaria o política que avalen su salto al primer plano. No hay títulos, ni cargos previos, ni acciones conocidas en ninguna organización social o vecinal. Solo un discurso aprendido que repite las consignas del oficialismo nacional.

En una entrevista con Diario Núcleo, Montenegro intentó construir un perfil de dirigente comprometido, pero sus respuestas dejaron más dudas que certezas. Declaró: “Somos gente que viene por fuera de la política y nos consideramos enemigos de la casta”. Pero más allá de esa definición genérica, no desarrolló propuestas nuevas ni demostró un conocimiento profundo del funcionamiento institucional local.

Su visión del Concejo Deliberante también fue crítica: lo calificó como una escribanía del intendente. Sin embargo, Montenegro no explicó cómo piensa revertir esa dinámica ni presentó propuestas legislativas viables o innovadoras. Criticar es fácil. Proponer y construir, mucho más difícil.

Más allá de sus aspiraciones, lo que más preocupa es la falta de sustento de su figura pública. En los pueblos del Partido de Pergamino donde dijo haber recorrido —como Guerrico o Rancagua— no se conocen acciones concretas de Montenegro ni intervenciones de relevancia. Según relató, mantuvo charlas con vecinos preocupados por la inseguridad, pero tampoco detalló políticas públicas o herramientas legislativas que plantearía desde el HCD.

La redacción de HORA CLAVE consultó a fuentes políticas y sociales locales. Todas coinciden en lo mismo: Montenegro es una incógnita. Incluso en su entorno hay confusión sobre su rol, su historia y su verdadero compromiso. “No se le conoce pasado ni militancia. No sabemos bien qué hizo antes ni qué piensa hacer realmente ahora”, dijo a este medio un dirigente que compartió espacio en reuniones previas a la conformación de la lista.

En cuanto a las propuestas de campaña, el candidato volvió a enunciar los ejes nacionales del gobierno: ajuste fiscal, baja de la inflación y levantamiento del cepo. A nivel local, mencionó los ya trillados temas de seguridad, tasas y obra pública, sin explicar cómo los abordaría ni qué herramientas utilizaría. El discurso suena a manual, no a plan de acción.

Paradójicamente, en su crítica a la “casta”, Montenegro omite reconocer que buena parte de la estructura que lo acompaña proviene de acuerdos con el PRO —un partido tradicional— y figuras recicladas de la política local. Su discurso “antipolítico” convive con alianzas que demuestran lo contrario.

Montenegro intenta capitalizar el descontento social con promesas de cambio, pero no logra demostrar credenciales ni un pasado que lo legitime. En un contexto donde la ciudadanía exige transparencia, preparación y compromiso, su candidatura se presenta vacía de contenido real. Más forma que fondo. Más relato que acción.

En definitiva, no se trata solo de cuestionar lo establecido, sino de demostrar que se está preparado para proponer y transformar. Y en eso, Montenegro sigue sin pasar la prueba.