El padre de Kim volvió a ver el auto donde su hija fue asesinada: “Quiero ser valiente como vos”

#LaPlata | Meses después del brutal crimen que estremeció a todo el país, Marcos Gómez, padre de la pequeña Kim, revivió el momento más doloroso de su vida al reencontrarse con el auto en el que su hija fue asesinada durante un robo en Altos de San Lorenzo.

La imagen duele. Una botellita negra con la cara de Mickey Mouse en primer plano, sostenida por una mano temblorosa. Detrás, un Fiat Palio rojo, abollado, sucio, marcado por el paso del tiempo... y por el horror. Es el mismo vehículo en el que Kim, de apenas 7 años, pasó sus últimos segundos con vida.

El viernes, Marcos decidió enfrentarse a ese símbolo del dolor. Por primera vez desde aquella madrugada del 26 de febrero, abrió la puerta del auto. Lo miró por dentro. Se quebró. Lloró. Y escribió.

Hoy me animé a retirar ese auto que tanto me costó en su momento y hoy ya no me importa. Ese auto rojo que se suponía iba a darles comodidad y seguridad para no andar en la calle caminando o viajando en colectivo para llegar al colegio”, compartió en su cuenta de Instagram.

La tragedia ocurrió en un supermercado mayorista de las calles 72 y 24, en La Plata. La madre de Kim había bajado a hacer unas compras. La nena quedó en el asiento trasero. En cuestión de segundos, dos adolescentes de 14 y 17 años se subieron al auto, lo robaron con Kim adentro y escaparon.

El auto recorrió más de diez cuadras. En algún punto, la nena cayó o fue empujada. Cayó al asfalto y fue atropellada por el mismo vehículo. Quedó atrapada debajo del chasis y murió en el acto. Fue arrastrada varios metros. El país entero se paralizó. La historia, la imagen, la inocencia robada, caló hondo.

En diálogo con los medios, Marcos fue quien puso palabras al sufrimiento. “Somos gente buena, ¿cómo se pueden meter con una criatura?”, dijo frente a las cámaras. Sus ojos no lloraban. Estaban vacíos.

Ahora, con la investigación en marcha y los dos menores detenidos, el duelo persiste. Nada repara la ausencia. Pero este viernes, Gómez decidió volver al principio del dolor. Al vehículo. A la escena que quedó congelada en su memoria. Al abrirlo, encontró algo que no esperaba.

Tiene tu agua todavía, tus stickers y ahora mis lágrimas”, escribió. Era la misma botellita que Kim había pedido y que, como tantas veces, su papá le compró. “Quiero ser valiente como vos. Nunca me dejes, yo no lo voy a hacer. Te amo, Kim”, cerró.

Desde HORA CLAVE (www.horaclave.com), acompañamos a Marcos Gómez en su lucha por justicia y memoria. La historia de Kim, marcada por la violencia más absurda, sigue doliendo. Y no debe ser olvidada.

Redacción de HORA CLAVE del Grupo de Medios infopba.com